A la hora de comprar un objeto para nuestros hogares debemos de tener siempre en mente la naturaleza de su composición. Es preferible que provenga en su totalidad o en parte, de un ingrediente biodegradable que no deje huella en el planeta o deje la menor posible. La madera, el bambú o el maíz son algunos de los elementos más utilizados últimamente, en productos que jamás hubiésemos imaginado que se construirían con materiales naturales: teclados para ordenador, carcasas de móviles, calculadoras, audífonos, botellas, tablas de skateboard, cepillos de dientes, ensaladeras, tazas de café o té, cubiertos y diferentes eco gadgets que asombran a más de uno; y por supuesto, casas.
Quizás el que más nos interese por las prestaciones que da, es el bambú. Un material versátil y sostenible, que crece de manera espectacular en diferentes tipos de climas. Y no solamente eso va a su favor, otra de sus singularidades es que su fuerza es formidable, es resistente al peso, pero a la vez muy ligero y manejable por su flexibilidad. Si se cosecha debidamente, el bambú puede producir nuevos tallos cada año, sin necesidad de reforestación. En China se aconseja que los bambúes que se van a utilizar en construcción y mobiliario se corten tres o cuatro días después de la luna llena. Se recomienda también que se corten al final de la tarde, unas horas después de que el sol haya cruzado el cénit, cuando la savia ha comenzado su regreso a las raíces, es lo que se conoce como producción biodinámica. En la cultura china el bambú simboliza la amabilidad, la modestia y la serenidad.
Remontándonos a los orígenes de su utilización, unos 5000 años, nos topamos con los chinos, que se dedicaban a usarlo como «flechas de fuego» rellenando el bambú con pólvora, para obtener más distancia en el disparo. Estas flechas se convirtieron en los cohetes que todos conocemos. También se ha usado para elaborar papel, o tejidos como el rayón.
¿Tenemos el material del futuro?. Parece ser que sí. Quién nos habría dicho que unas cañas que crecen en el bosque serían nuestra salvación, frente a los innumerables materiales tecnológicos de última generación. Muchos pecarán de incrédulos ante semejante afirmación, pero los datos están ahí. Demos la bienvenida a nuestro recurso más valioso.
