Nuestro hogar es el reflejo de nosotros mismos. Por eso, si cuidamos lo que comemos o lo que echamos en nuestra piel, ¿por qué no hacemos lo mismo con nuestro hogar?. Tendríamos que dar más importancia a limpieza de nuestra casa, ya que es un lugar en el que pasamos mucho tiempo, y utilizar cualquier producto puede dañar nuestra vida. Es fácil sucumbir a los anuncios publicitarios, esos que nos muestran artículos tremendamente eficaces y demasiado baratos, ¿a costa de qué?. Por supuesto, de nuestra salud y de la del medio ambiente. La mayoría de las marcas que se publicitan se protegen informando poco y mal, de todos los ingredientes que lleva el género que nos quieren vender. Nos hablan de sustancias naturales o vegetales, cuando el extracto que tanto divulgan supone una parte ínfima de su composición.
Lo peor de todo esto, es que se aprovechan de que el consumidor medio en España, no está por la labor de mantenerse bien informado de los riesgos que corre al usar tal o cual producto; y por supuesto, mucho menos de leer con lupa la letra pequeña del INCI. Frente a esta hipocresía, nuestra única defensión consiste, en precisamente, reclamar ante una publicidad engañosa y no comprar los productos. Nuestro poder consumista es lo que puede hacer más daño estas cínicas empresas.
Por ello, os propongo que leáis uno a uno todos los botes que pululan por vuestra casa, y después os informéis detenidamente por Internet de los peligros a los que estáis expuestos en vuestro confortable hogar, por el uso de los mismos. La mayoría son sustancias químicas, que le daría miedo tener en sus tubos de ensayo al mismo Louis Pasteur.
Estos son algunos de nuestros enemigos: fosfatos, blanqueantes ópticos, nitratos, cloro, ftalatos, 1,4-dichlorobenzene, terpenes, benzene, styrene, phenol, triclosan, butyl cellosolve, formaldehído, nonylphenol ethoxylates (NPEs), bisfenol-A, toulene, DEA (dietanolamina), parabenes, … y un sin fin de nombres más, a cual más largo y complicado, excepto para los químicos, claro.
Presentes en ambientadores sintéticos, desengrasantes, limpiacristales, limpiadores de suelo, detergentes para la ropa, detergentes para lavavajillas, etc. Y lo peor es lo que causan: cáncer, alergia, asma, problemas reproductivos, problemas de desarrollo en niños; trastornos respiratorios, circulatorios, cardiacos; daños en hígado, riñones y ojos… una lista que cada día va aumentando.
Por todas estas razones deberías introducir desde ya en tu vida, productos de limpieza ecológicos o naturales, que sean biodegradables y nos respeten a nosotros como humanos, a los indefensos animales y al medio ambiente. Lo barato muchas veces sale caro, muy caro.
