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El lugar de trabajo es el sitio en donde solemos permanecer más tiempo a lo largo de nuestra jornada. Por ello, deberíamos procurar que fuese una zona confortable, para que nuestra ocupación se nos haga provechosa y gratificante, aunque tengamos que estar más tiempo del esperado. Algo que parece sencillo, pero que cuesta algún que otro quebradero de cabeza, ya que muchas veces nuestros pensamientos no coinciden con lo que encontramos en las tiendas.

Lo más importante es planificar bien nuestro espacio, sabiendo que es lo que necesitamos realmente, y que es lo que podemos dejar a un lado, sin miramientos. Lo principal sería: una buena mesa de trabajo, en la que podamos tener todo a mano; a ser posible de algún material sostenible como la madera, o incluso de madera reciclada. ¡He visto auténticas maravillas de ésta última, realizadas por manos inexpertas. La cuestión es echarle ganas y tiempo!. La mesa tendría que tener cajones suficientes para guardar los objetos que no queramos tener a la vista, y estantes o huecos donde distribuir nuestros utensilios de faena. También son primordiales los diversos accesorios de oficina que nos facilitan la vida, organizando todos nuestros pequeños objetos. La mesa siempre tiene que estar situada en un lugar luminoso, pero que no te incomode a la hora de encender tu ordenador.

Es perfecto tener a la vista elementos que te motiven, o te inspiren; ya sea en algún tablón o pared; aquí podrás escribir o materializar tus ideas, es una buena táctica muy utilizada, y que da muy buenos resultados. También sirven, para desviar la vista cuando ya no puedes sostenerla delante de la pantalla, algo muy recomendable hacerlo cada rato. El asiento en el que te sentarás la mayor parte del día, debe ser muy cómodo, pero que te permita permanecer en una posición ergonómica con la espalda y el cuello rectos, y los pies apoyados en el suelo. Imprescindibles los apoya brazos. Para el descanso de tus piernas, es fundamental que dispongas de un pequeño taburete para elevarlas a ratos, unos 10 o 15 cm del suelo. Perfecto para mejorar la circulación, así como cambiar de postura y levantarte cada hora, u hora y media para despejarte y estirarte; bueno esto último en algunos sitios está un poco mal visto, aunque no debería ser así según los últimos estudios médicos. ¡Siempre digo que los problemas se resuelven mucho mejor de lejos, con cierta perspectiva!.

Respecto a la luz artificial, es conveniente tener alguna lámpara cerca, de trabajo; para poder utilizarla cuando ya el sol se ha ido, y una luz general que ilumine la estancia. Escoge bombillas de bajo consumo para ahorrar energía, tu bolsillo lo agradecerá.

Puedes disponer de algún mueble auxiliar para colocar el resto de material de trabajo: libros, revistas, archivadores, etc. Para ello son muy útiles las estanterías. Las mejores son las cerradas con puertas transparentes, para poder ver donde tienes cada cosa; y en ellas no entra tanto la suciedad. También es muy cómodo el mobiliario con ruedas. Práctico y útil, lo puedes colocar donde desees para utilizarlo, y luego volver a llevarlo a otra parte, cuando ya no lo necesites.

Si tienes espacio, puedes tener un pequeño lugar de esparcimiento o relajación, según el momento. Aquí puedes incorporar un pequeño sofá y una mesita. Será tu rincón especial, en el que descansar unos momentos. Ten a mano todo lo que necesites para disfrutar de este corto espacio de tiempo. Para ello, puedes encontrar alguna mesita polivalente, en la que puedas guardar desde las tazas de café hasta tu libro preferido. Si eres aficionado al yoga o a la práctica de algún ejercicio físico puedes dejar un espacio libre para poder ensayar cómodamente sin obstáculos.

Y lo que nunca puede faltar en un buen despacho o lugar de trabajo son las plantas. Rodéate de ellas, renuevan la energía según el Feng-Shui; y dan vida a cualquier lugar.

¡Estilos de oficina hay muchos, sólo tienes que encontrar el tuyo, y tu trabajo lo agradecerá!